La cerveza sin alcohol conquista México: salud, sabor y sostenibilidad

La cerveza sin alcohol en México: una tendencia que rompe estigmas y crece a ritmo acelerado
Hasta hace pocos años, brindar con una cerveza sin alcohol podía parecer contradictorio. Hoy, es una de las categorías más dinámicas del mercado global. Mientras el volumen de cerveza con alcohol cayó 1% a nivel mundial en 2023, el consumo de cerveza sin alcohol creció un 9%. Este segmento representa ya el 2% del mercado global y se proyecta que en los próximos años supere incluso a estilos tradicionales como la ale o la stout.
En términos de valor, este mercado alcanzó en 2023 los 13,700 millones de dólares y se espera que supere los 23,000 millones para 2025. Para 2035, las proyecciones indican que podría duplicar su tamaño y alcanzar los 43,900 millones de dólares.
Un mercado emergente en Latinoamérica: el caso de México
En países como Estados Unidos, el crecimiento ha sido acelerado, con un incremento del 175% en volumen entre 2019 y 2024. Este país ya es el tercer mayor mercado mundial de cerveza sin alcohol, solo detrás de Alemania y España. En América Latina, Brasil y México se suman con fuerza a esta tendencia global.
Tradición cervecera mexicana y cambios en los hábitos de consumo
México es uno de los países más cerveceros del mundo, con un consumo per cápita de 68 litros al año y más de 6,000 millones de litros consumidos en tan solo seis meses de 2023. Aun así, las versiones sin alcohol están ganando terreno. Aunque representan menos del 1% del volumen total, esta categoría ha mostrado un crecimiento promedio del 30% anual en los últimos cinco años, convirtiéndose en la más dinámica del sector.
Sans: la cerveza sin alcohol artesanal que lidera el cambio en México
Una de las marcas protagonistas de esta transformación es Sans, una cerveza artesanal sin alcohol fundada por Manuel Castro y Ricardo Tinajero. Surgió de una experiencia personal que evolucionó en un emprendimiento con propósito.
De elección personal a propuesta de valor
“Hace casi cuatro años dejé de beber y comencé a llevar cervezas sin alcohol a todas las reuniones”, relata Manuel. “Ricardo empezó a notar cómo esto generaba nuevas ocasiones de consumo para alguien que ama la cerveza”. Así nació Sans, con la misión de ofrecer sabor auténtico y experiencia cervecera sin los efectos del alcohol.
El nuevo consumidor: salud, conciencia y equilibrio
El cambio de hábitos entre los jóvenes es evidente. “Entre los jóvenes de 18 a 34 años, el consumo de alcohol ha disminuido un 10% en los últimos dos años”, explica Castro. Además, menciona que la salud es un motivador importante: “El año pasado, el Chief Surgeon de Estados Unidos habló de la relación entre alcohol y ciertos tipos de cáncer. Eso ha generado un cambio de mentalidad parecido al del tabaco en los 90”.
Un modelo de negocio con impacto y proyecciones ambiciosas
En su primer año, Sans alcanzó ventas cercanas a 2 millones de pesos y proyecta crecer cinco veces más para 2025. Actualmente, su cerveza está disponible en más de 120 puntos de venta en la Ciudad de México, incluyendo tiendas como La Naval, Yema, Mora Mora e Ingredienta. También trabajan con dos de los principales distribuidores de vino y licor del país.
El siguiente paso es llegar a cadenas como La Comer y Chedraui, así como a tiendas de conveniencia. El producto tiene un precio de entre 50 y 55 pesos, competitivo frente a otras cervezas artesanales.
Perfil del consumidor y datos digitales
“Nuestro público objetivo son los Gen Z y los millennials tardíos, entre 20 y 35 años. Sin embargo, la mayoría de nuestros clientes están entre los 35 y 45”, señala Castro. Gracias a sus canales digitales, Sans cuenta con datos claros sobre quiénes eligen la marca y por qué.
¿Qué es exactamente una cerveza sin alcohol?
En México, una bebida puede ser considerada “sin alcohol” si contiene hasta 2% de alcohol, un umbral más alto que el de Europa o Estados Unidos. Existen dos categorías principales: las “sin alcohol” (menos de 0.5%) y las “00” (con 0.0% de alcohol).
“Nuestra cerveza tiene 0.2% de alcohol. No la desalcoholizamos; controlamos el proceso de fermentación para evitar su formación. Así garantizamos un sabor auténtico”, explica Castro.
Salud, sostenibilidad y un cambio en la forma de consumir
El auge de la cerveza sin alcohol se relaciona con un cambio de paradigma en el consumo. Muchas personas buscan reducir calorías, evitar efectos secundarios del alcohol o simplemente llevar un estilo de vida más balanceado. A esto se suma la sostenibilidad.
“Nuestro proceso de fermentación controlada no requiere filtrado ni eliminación del alcohol, lo que implica menor consumo de energía y una huella ambiental reducida”, detalla Castro. “Queremos que tomar una Sans sea como respirar tranquilo: estás cuidándote, pero sin dejar de disfrutar”.
Desafíos legales y sociales para normalizar la cerveza sin alcohol
Uno de los retos más importantes es la clasificación legal. Según la Profeco, estos productos no pueden llamarse “cerveza”, sino “bebida no alcohólica base de malta”, lo que dificulta su comunicación al público.
“Eso complica todo. Suena técnico y poco atractivo. Creemos que se debería permitir el uso del término ‘cerveza sin alcohol’. Estamos trabajando para educar al consumidor y colaborar con las autoridades”, afirma el cofundador de Sans.
Además, persisten barreras culturales. Un estudio reciente en Reino Unido reveló que más del 20% de los jóvenes han sentido presión por no beber alcohol, aunque 68% reconoce que hoy es más aceptado optar por opciones sin alcohol.
El futuro del mercado sin alcohol: expansión nacional e internacional
Sans tiene la mirada puesta en el mercado estadounidense, donde planea ingresar en 2028. “Estamos convencidos de que Sans tiene potencial internacional. No le pide nada a las cervezas tradicionales que llegan a México”, asegura Castro.
A nivel global, las proyecciones indican un crecimiento anual sostenido del 8 al 10% hacia 2029. Se estima que para 2027, el 4% de todo el volumen de bebidas alcohólicas vendidas será sin alcohol.
El mensaje es claro: el futuro no es seco, es consciente. Y la cerveza, sin dejar de ser cerveza, se reinventa.