VLEO: la nueva órbita que transformará el internet, el clima y la seguridad

VLEO: la nueva órbita que transformará el internet, el clima y la seguridad
Foto: Redwire

La nueva frontera espacial se acerca a la Tierra

La exploración espacial está entrando en una nueva etapa. Con más de 15,000 satélites orbitando actualmente la Tierra, la saturación de la órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés) se ha convertido en un desafío tecnológico y operativo. Ante este escenario, una alternativa comienza a tomar fuerza: la órbita terrestre muy baja, conocida como VLEO.

La órbita terrestre baja se extiende hasta unos 2,000 kilómetros de altura y alberga infraestructuras clave como la Estación Espacial Internacional y el Telescopio Hubble. Sin embargo, el crecimiento acelerado de constelaciones de satélites, como Starlink de SpaceX, está impulsando la búsqueda de nuevas regiones orbitales más eficientes.

¿Qué es la órbita terrestre muy baja y por qué es relevante?

La órbita terrestre muy baja (VLEO) se localiza entre los 100 y 400 kilómetros sobre la superficie terrestre, mucho más cerca que las órbitas tradicionales. Esta proximidad abre la puerta a múltiples beneficios tecnológicos, científicos y comerciales.

Ventajas clave de operar satélites en VLEO

Al encontrarse más cerca de la Tierra, los satélites en VLEO pueden capturar imágenes de mayor resolución, lo que resulta especialmente útil para la agricultura, el monitoreo climático, la respuesta ante desastres naturales y aplicaciones de seguridad.

Además, las comunicaciones son más rápidas. Aunque las señales viajan a la misma velocidad, la menor distancia reduce la latencia, mejorando servicios como telefonía, internet y transmisión de datos en tiempo real.

Otro beneficio importante es la mejora en la predicción meteorológica. Las imágenes de nubes tomadas desde menor altitud ofrecen mayor detalle, lo que se traduce en modelos climáticos más precisos.

El principal desafío de la VLEO: la resistencia atmosférica

A diferencia de lo que suele pensarse, el espacio no es un vacío absoluto. Aunque la línea de von Kármán, ubicada a unos 100 kilómetros de altura, marca convencionalmente el inicio del espacio, la atmósfera se vuelve más delgada de forma gradual.

En VLEO, la atmósfera aún es lo suficientemente densa como para generar resistencia aerodinámica, lo que desacelera a los satélites y puede provocar que salgan de órbita en cuestión de días o semanas si no cuentan con un sistema de propulsión constante.

Propulsión innovadora usando la atmósfera como combustible

Para enfrentar este reto, investigadores universitarios y agencias gubernamentales están desarrollando nuevas tecnologías. Una de las más prometedoras consiste en recolectar partículas de la atmósfera y utilizarlas como combustible.

Este sistema emplea microondas de alta potencia para calentar el gas atmosférico capturado y expulsarlo a través de una boquilla, generando el empuje necesario. El concepto, conocido como propulsor de plasma de microondas de respiración de aire, ya ha sido probado en laboratorio simulando condiciones de hasta 80 kilómetros de altitud.

Otras iniciativas, como el satélite experimental Otter, desarrollado con apoyo del Departamento de Defensa de Estados Unidos, también exploran tecnologías similares de propulsión atmosférica.

Materiales extremos y otros retos tecnológicos

Además de la resistencia, los satélites en VLEO enfrentan condiciones extremas. Están expuestos a altos niveles de oxígeno atómico, una sustancia altamente reactiva que puede corroer rápidamente muchos materiales.

También deben soportar temperaturas superiores a los 1,500 grados Celsius, generadas por la fricción con la atmósfera, un fenómeno similar al que ocurre durante la reentrada de naves espaciales.

Un mercado en crecimiento y un futuro cercano

A pesar de los desafíos, el potencial de la órbita terrestre muy baja está impulsando una fuerte inversión. De acuerdo con estimaciones de Juniper Research, se prevé una inversión de 220,000 millones de dólares en los próximos tres años en tecnologías relacionadas con VLEO.

En un futuro cercano, servicios cotidianos como el acceso a internet, los pronósticos del clima y los sistemas de seguridad podrían beneficiarse directamente de esta nueva generación de satélites que orbitan más cerca de la Tierra que nunca.

Valentina Rodríguez