Marte pudo tener vida: el rover Perseverance de la NASA descubre la evidencia más convincente de un pasado microbiano

Marte pudo tener vida: el rover Perseverance de la NASA descubre la evidencia más convincente de un pasado microbiano

La NASA ha anunciado un descubrimiento trascendental que podría replantear nuestra comprensión sobre la vida en el planeta rojo. Su rover Perseverance, que explora el cráter Jezero en Marte desde 2020, ha encontrado lo que Nicola Fox, administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas de la agencia espacial, calificó como lo más cerca que hemos estado de descubrir vida antigua en Marte.

El hallazgo, detallado en un artículo publicado el 10 de septiembre de 2025 en la revista científica Nature, revela la presencia de posibles biofirmas en una muestra de roca recolectada el año pasado del antiguo cauce fluvial Neretva Vallis, en la zona conocida como Bright Angel, sugiriendo que el planeta pudo haber albergado vida microbiana hace miles de millones de años.

¿Qué son las biofirmas? Las claves del hallazgo de Perseverance en el cráter Jezero

El rover Perseverance, parte de la misión Mars 2020, recolectó la muestra crucial, denominada Sapphire Canyon, de una roca rojiza apodada Cheyava Falls, descubierta en julio de 2024 en la formación Bright Angel. Los instrumentos científicos del rover, como el Instrumento planetario para la litoquímica de rayos X (PIXL) y el Análisis de entornos habitables con Raman y luminiscencia para productos orgánicos y químicos (SHERLOC), identificaron en esta roca lo que se conoce como manchas de leopardo o nódulos.

Estas formaciones contienen vivianita (fosfato de hierro hidratado) y greigita (sulfuro de hierro), dos minerales cuya combinación en la Tierra se asocia a menudo con procesos de vida microbiana.

Los análisis realizados por un equipo internacional de científicos, que incluyó a expertos del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC), la Universidad de Valladolid (UVA) y el Instituto de Geociencias del CSIC en España, revelaron que las rocas de Bright Angel están compuestas de arcilla y limo. En la Tierra, estos materiales son excelentes conservantes de vida microbiana pasada. Además, las muestras son ricas en carbono orgánico, azufre, hierro oxidado y fósforo, una combinación de compuestos químicos que podría haber sido una fuente de energía abundante para los metabolismos microbianos. Joel Hurowitz, científico de Perseverance de la Universidad de Stony Brook y autor principal del artículo, explicó que la identificación de estas firmas químicas, aunque convincente, requería un análisis profundo para determinar si constituían una biofirma potencial.

Un paso gigante para la astrobiología: ¿qué significa el nuevo descubrimiento de la NASA en Marte?

La singularidad de este hallazgo reside en que las muestras no solo muestran signos de antiguos compuestos orgánicos, sino que parecen haberse formado en condiciones de baja temperatura. Esto es crucial porque, aunque las reacciones de oxidación-reducción (redox) que producen vivianita y greigita pueden ocurrir sin vida, requieren altas temperaturas si no hay intervención biológica.

Sin embargo, las rocas en Bright Angel no presentan evidencia de haber experimentado dichas condiciones de calor o acidez, lo que refuerza la hipótesis de un origen biológico. Michael Tice, investigador científico de la Universidad Texas A&M y coautor del estudio, subraya que en la Tierra, las reacciones similares en ambientes sedimentarios a temperatura ambiente suelen estar impulsadas por microbios. Estos procesos habrían ocurrido después de que los sedimentos fueran depositados en el lago de Jezero, reforzando la hipótesis de ambientes aptos para vida microbiana.

El futuro de la exploración marciana: la misión de retorno de muestras y el rover Rosalind Franklin, claves para confirmar vida

Aunque este descubrimiento es un avance monumental en la astrobiología, la NASA y la comunidad científica subrayan que no constituye una confirmación definitiva de vida antigua en Marte, sino una señal residual que pudo haber sido generada por organismos hace miles de millones de años. Katie Stack Morgan, científica del proyecto Perseverance en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, enfatizó que las aseveraciones astrobiológicas, especialmente las relacionadas con la vida extraterrestre pasada, requieren una extraordinaria cantidad de evidencia. Para una confirmación concluyente, sería esencial traer las muestras de rocas marcianas a la Tierra para analizarlas con equipos de laboratorio más sofisticados, aunque el destino del programa de retorno de muestras de la NASA sigue siendo incierto. Herramientas y marcos teóricos como la escala de confianza de detección de vida (CoLD) guían la evaluación de estos hallazgos, y aunque las explicaciones abióticas son menos probables, los científicos aún no pueden descartarlas por completo.

Este hito marca un antes y un después en la exploración marciana. Si se confirma, significaría que dos planetas albergaron microbios que obtenían energía por los mismos medios aproximadamente al mismo tiempo en un pasado lejano, lo que podría indicar algo profundo sobre cómo evoluciona la vida. Además, sugiere que Marte pudo haber sido habitable por un período más largo o más tarde en la historia de lo que se pensaba, y que rocas más antiguas también podrían contener señales de vida. El éxito del Perseverance se suma a los hallazgos de otros rovers como Spirit, que encontró un antiguo entorno de aguas termales, y Curiosity, que halló compuestos orgánicos en lutitas. Sin embargo, los indicios reveladores de reacciones redox elevan este nuevo hallazgo por encima de las pistas ambientales previas. Mirando hacia el futuro, el rover Rosalind Franklin de la Agencia Espacial Europea, con lanzamiento previsto para 2028, perforará más profundamente la superficie marciana para buscar muestras aún mejor conservadas, mientras que China también planea una misión similar de retorno de muestras por las mismas fechas. El análisis continuado de estos datos y las futuras misiones serán cruciales para desentrañar el misterio de si alguna vez existió vida en el planeta rojo.

Valentina Rodríguez