De perforar petróleo a alimentar la IA: así se reinventan las petroleras

De perforar petróleo a alimentar la IA: así se reinventan las petroleras

El nuevo rol de las petroleras en la era de la inteligencia artificial

Lejos de estar en declive, las petroleras y empresas de servicios energéticos están encontrando nuevas oportunidades de negocio gracias al auge de la inteligencia artificial (IA). Lo que antes era considerado el recurso más codiciado —el petróleo— ha sido desplazado por una nueva prioridad: la electricidad necesaria para alimentar centros de datos y entrenar modelos de IA.

Gigantes tecnológicos como Microsoft han invertido miles de millones de dólares en infraestructura energética para sus centros de datos, incluso más del doble de lo que planean invertir juntas las petroleras ExxonMobil y Chevron. Hoy, los megavatios se han convertido en el nuevo oro negro.

De plataformas de fracking a generadores eléctricos fuera de la red

Las compañías de servicios petroleros reinventan su modelo de negocio

La caída en el número de plataformas terrestres en Estados Unidos desde 2022, según datos de Enverus, ha empujado a varias compañías como Solaris Energy Infrastructure, Liberty Energy, Atlas Energy Solutions, ProPetro y ProFrac a explorar nuevas fuentes de ingresos.

Estas firmas están aprovechando su experiencia en el sector del fracking para instalar plantas eléctricas modulares alimentadas por gas natural cerca de los centros de datos. A diferencia de las grandes petroleras, no producen gas; su propuesta es ofrecer una generación de energía off-grid, es decir, independiente de la red eléctrica tradicional.

El caso de Solaris y xAI: turbinas para supercomputadoras

Un ejemplo destacado es la colaboración entre Solaris y xAI, la empresa de Elon Musk, para operar 900 megavatios de turbinas de gas en Memphis, destinadas a alimentar la supercomputadora Colossus 2.

Ventajas clave de estas soluciones eléctricas modulares

Velocidad y certidumbre frente a la red tradicional

Mientras que las compañías eléctricas convencionales pueden tardar hasta cuatro años en conectar nuevos proyectos a la red, estas plantas modulares pueden estar operativas en menos de dos años. Además, ofrecen estabilidad en los precios, algo esencial en un mercado energético marcado por la volatilidad del suministro.

El trasfondo geopolítico y económico del viraje energético

Presión de la OPEP+ y caída del fracking

La política de producción de la OPEP+, liderada por Arabia Saudí y Rusia, ha mantenido los precios del petróleo bajos, afectando negativamente al fracking en Estados Unidos. Dado que esta técnica necesita precios entre 60 y 65 dólares por barril para ser rentable, muchas compañías han visto en los centros de datos una tabla de salvación.

Inestabilidad global e impulso del gas natural

Eventos recientes, como el ataque israelí en Doha contra líderes de Hamás, han recordado la fragilidad del equilibrio geopolítico actual. En este contexto, el gas natural se posiciona como un recurso clave por su confiabilidad para atender la creciente demanda eléctrica que impulsa la IA.

Una fiebre energética que trasciende a Estados Unidos

Startups, majors y fabricantes de turbinas se suman a la tendencia

Compañías emergentes como Crusoe Energy han evolucionado desde la minería de Bitcoin hasta la construcción de centros de datos junto a pozos de gas, aprovechando un recurso que antes se desperdiciaba. Actualmente, participa en el proyecto Stargate liderado por OpenAI, Softbank y Oracle, con una capacidad de 360 megavatios.

Las grandes petroleras como ExxonMobil y Chevron también están desarrollando plantas off-grid con captura de carbono, mientras que la italiana Eni apuesta por la IA “verde” y el almacenamiento de CO₂, apalancada en su supercomputadora HPC5.

Fabricantes como Siemens Energy también se han beneficiado del auge, duplicando sus pedidos de turbinas gracias a la expansión de los centros de datos.

El papel estratégico del gas natural en la geopolítica

Rusia, Irán y Catar concentran más de la mitad de las reservas mundiales de gas. En un mundo donde la IA requiere un suministro constante de energía, este recurso se convierte en un activo estratégico para la tecnología y el poder global.

¿Una transición energética o una adición energética?

Consumo energético de la IA crecerá de forma descomunal

La demanda de gas para alimentar centros de datos crecerá en 47 GW hasta 2030, mientras que en Estados Unidos, el consumo eléctrico de estas instalaciones podría más que duplicarse, pasando de 290 TWh en 2024 a más de 700 TWh en 2030.

Según la Agencia Internacional de la Energía, el consumo de petróleo y gas seguirá en aumento al menos hasta 2050. El gas natural seguirá siendo la fuente más confiable para atender picos de demanda.

Retos del modelo modular y dudas sobre su permanencia

Limitaciones técnicas, económicas y sociales

Aunque las plantas modulares se instalan rápidamente, son menos eficientes que las de ciclo combinado, lo que implica mayores costos operativos. Además, su implementación ha generado rechazo social, como ocurrió en Memphis por preocupaciones sobre la calidad del aire.

Por otro lado, la facilidad para replicar esta tecnología podría saturar el mercado, reduciendo márgenes de ganancia y dificultando la diferenciación entre proveedores.

Conclusión: los megavatios como el nuevo petróleo

La inteligencia artificial está transformando el panorama energético global. Compañías de petróleo, startups tecnológicas y fabricantes industriales convergen en un mismo objetivo: satisfacer la creciente demanda eléctrica de los centros de datos.

En esta nueva fiebre energética, los megavatios han reemplazado al petróleo como símbolo de riqueza y poder. La gran pregunta es si esta tendencia marcará el futuro de forma permanente o si se trata solo de una etapa transitoria hasta que las renovables y la red eléctrica evolucionen lo suficiente.

Valentina Rodríguez