Reino Unido rechaza regular uso de obras artísticas en inteligencia artificial

Artistas como Paul McCartney, Elton John y Dua Lipa acusan al Parlamento del Reino Unido de traicionar sus derechos, luego de que se rechazara una propuesta para obligar a empresas tecnológicas a pedir permiso antes de usar obras protegidas para entrenar inteligencia artificial. El debate se da mientras la industria tecnológica defiende que imponer esta obligación sería inviable y dañaría su crecimiento.
Nick Clegg advierte que pedir permiso para entrenar IA es inviable
El Reino Unido vive un intenso debate sobre el uso de obras creativas por parte de sistemas de IA. El Parlamento británico votó en contra de una enmienda que buscaba establecer una mayor transparencia y consentimiento previo del uso de contenido protegido por derechos de autor para entrenar modelos de IA. Esta propuesta contaba con el respaldo de figuras culturales como Elton John, quien calificó la medida como “criminal” y una “traición” por parte del gobierno laborista.
La enmienda había sido aprobada por la Cámara de los Lores y planteaba que los artistas debían ser informados y dar su autorización antes del uso de su obra. Sin embargo, fue rechazada en la Cámara de los Comunes bajo el argumento de que podría frenar el avance del sector tecnológico.
Durante la presentación de su nuevo libro, Nick Clegg, exviceprimer ministro británico y expresidente de asuntos globales de Meta, declaró que “es técnicamente imposible pedir permiso a cada artista”. Añadió que los modelos de IA requieren enormes cantidades de datos y que exigir consentimiento previo representaría “matar” la industria tecnológica del Reino Unido si otros países no hicieran lo mismo.
En lugar de autorización previa, Clegg propuso un sistema de “exclusión voluntaria”, en el que los creadores puedan retirar sus obras una vez que han sido utilizadas. Esta postura refleja la línea general del sector tecnológico: avanzar primero, regular después.
Latinoamérica aún no avanza en regulaciones sobre inteligencia artificial
El rechazo a la propuesta legislativa generó indignación entre artistas británicos. Elton John declaró a la BBC sentirse “increíblemente traicionado” y acusó al gobierno de querer “robar a los jóvenes su herencia y sus ingresos”. El cantante no descartó llevar el tema a los tribunales.
La subsecretaria de Estado de Tecnología, Maggie Jones, defendió la posición del gobierno asegurando que demasiadas restricciones podrían ahuyentar a empresas innovadoras. El Reino Unido aspira a convertirse en un referente mundial en inteligencia artificial, lo que ha llevado a priorizar los incentivos al sector tecnológico por encima de una regulación estricta.
El conflicto no es exclusivo del Reino Unido. En Estados Unidos, The New York Times mantiene una demanda contra OpenAI y Microsoft por presunto uso no autorizado de contenido periodístico. El juez rechazó la petición de ambas empresas para desestimar el caso, permitiendo que el proceso judicial continúe.
En contraste, en Latinoamérica el tema avanza con menor velocidad. Juan Pablo Granda, director ejecutivo de Lemontech, señala que la región podría adoptar una vía intermedia entre el modelo estadounidense de libre innovación y el enfoque regulador de la Unión Europea. Sin embargo, advierte que es poco probable un acuerdo regional unificado y que serán las empresas privadas quienes marquen la pauta.
“Las empresas con presencia regional, como Mercado Libre, pueden tener mayor impacto que los gobiernos”, opinó Granda, subrayando que la regulación en bloque es ideal, pero poco realista dadas las condiciones políticas dispares en los países latinoamericanos.
Conclusión: un debate que apenas comienza
El futuro de la regulación de la inteligencia artificial sigue siendo incierto. Mientras artistas y creadores piden garantías para proteger su obra, las grandes tecnológicas insisten en que el crecimiento de la IA depende de mantener el libre acceso a grandes volúmenes de datos. El Reino Unido ha dado un paso clave en esa dirección, pero el conflicto entre innovación y derechos de autor apenas comienza.