México rechaza intervención militar de EE. UU. contra cárteles y defiende su soberanía

México rechaza intervención militar de EE. UU. contra cárteles y defiende su soberanía

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, negó categóricamente el viernes la posibilidad de que Estados Unidos utilice sus fuerzas armadas en territorio mexicano, en respuesta a la noticia de que el presidente Donald Trump había ordenado al Pentágono enfrentar a los cárteles de la droga que Estados Unidos considera organizaciones terroristas. Sheinbaum declaró enfáticamente que “Estados Unidos no va a venir a México con los militares. Cooperamos, colaboramos, pero no va a haber invasión. Eso está descartado, absolutamente descartado”. La orden de Trump, cuya adopción y detalles específicos aún no están claros, ha desatado ondas sísmicas de tensión en América Latina, reviviendo el histórico recelo regional hacia las intervenciones militares estadounidenses y poniendo a prueba la relación de Washington con sus homólogos, especialmente con México y Venezuela.

Sheinbaum descarta despliegue militar de Estados Unidos en México

La presidenta Sheinbaum subrayó que una intervención militar estadounidense “ni es parte de ningún acuerdo, ni mucho menos” y recordó que México “cuando lo han llegado a plantear, siempre hemos dicho que no”. Aunque Sheinbaum afirmó que funcionarios estadounidenses le habían informado a ella y a su equipo que la orden estaba en camino, tres personas familiarizadas con el asunto indicaron que las autoridades mexicanas se vieron sorprendidas por la noticia.

Funcionarios mexicanos han rechazado rotundamente, en público y en privado, las sugerencias de acción militar estadounidense contra los cárteles en territorio mexicano. Este rechazo se arraiga en una profunda preocupación histórica; Arturo Rocha, exfuncionario de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, señaló que “este ha sido siempre el temor más profundo de México, esta sensación constante de que podríamos ser invadidos de nuevo por Estados Unidos”. La soberanía nacional se considera una “línea roja”.

  • Riesgos para la cooperación: Dependiendo de las acciones de Estados Unidos, México podría retirar su cooperación en temas cruciales como la seguridad y la migración. Esto es significativo, dado que México ha sido un socio central en los esfuerzos de seguridad de EE. UU. debido a sus profundos lazos comerciales y colaboración.
  • Comparación con Afganistán: Rocha enfatizó la diferencia entre México y países como Afganistán: “Necesitan la cooperación de México y necesitan que el Estado y la sociedad mexicanos funcionen. Esto no es Afganistán, donde el Estado está roto y puedes hacer lo que quieras porque hay un vacío”.
  • Impacto político en Sheinbaum: Una acción militar estadounidense en México podría ser políticamente desastrosa para Sheinbaum y debilitar su capacidad para negociar con Trump sobre futuras cuestiones, a pesar de sus altos índices de aprobación.

Tensión entre México y EE. UU. por plan de Trump contra el narcotráfico

Las autoridades mexicanas creían haber llegado a un punto de inflexión con el gobierno de Trump en la lucha contra el narcotráfico. Sheinbaum ha liderado una enérgica ofensiva contra el Cártel de Sinaloa, uno de los mayores productores mundiales de fentanilo, lo que ha resultado en “graves pérdidas” para el cártel gracias al despliegue de cientos de soldados.

Funcionarios estadounidenses se han mostrado satisfechos con estos avances. El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, destacó un “descenso del 50 por ciento en las incautaciones de fentanilo en los últimos meses” y lo atribuyó a una “frontera segura” y una “mayor colaboración entre Estados Unidos y México”. Johnson incluso afirmó que bajo el liderazgo de Trump y Sheinbaum, “los cárteles están quebrando y nuestros países son más seguros gracias a ello”.

Además de la lucha contra el narcotráfico, México ha intensificado sus esfuerzos para impedir el cruce de migrantes a través de su territorio, lo que ha contribuido a que los pasos fronterizos alcanzaran mínimos históricos en junio. La mandataria mexicana ha resaltado el trabajo en la caída de homicidios, en la incautación de drogas, en la frontera norte y la reducción del 50% en el paso de fentanilo. Su gobierno también extraditó a 29 capos de alto perfil a Washington en febrero.

Venezuela, otro frente en la estrategia militar antidrogas de Washington

El secretismo en torno a la directiva del Pentágono ha suscitado dudas sobre una posible acción militar unilateral sin el conocimiento previo de México, lo que podría dañar la confianza “laboriosamente construida” entre las autoridades de ambos países. Craig Deare, exagregado militar de la embajada estadounidense en México, advirtió que “los beneficios a corto plazo se verán superados con creces por los costos a largo plazo” y que la “desconfianza [de México hacia EE. UU.] podría volver a surgir ahora”.

Existe particular preocupación sobre el posible uso de drones letales. Aunque Estados Unidos ha utilizado drones para hallar redes de producción y contrabando de drogas en México, estos programas encubiertos no estaban autorizados para emprender acciones letales. Funcionarios mexicanos han advertido que los cárteles suelen estar arraigados en centros urbanos densamente poblados, lo que aumentaría las probabilidades de bajas civiles y afectaría a los ciudadanos mexicoestadounidenses con doble nacionalidad que viven en estas zonas.

Todd Robinson, exsubsecretario de Estado para Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley, enfatizó que el ejército estadounidense no tiene las relaciones que otras partes del gobierno de EE. UU. (como el FBI y la DEA) han desarrollado con las autoridades mexicanas a lo largo de muchos años. Robinson advirtió que “no hay forma de conseguir una buena relación si les metes al ejército estadounidense por la garganta”.

La orden de Trump ha exacerbado la tensión en toda América Latina. Además de México, Venezuela se perfila como otro foco de la estrategia de mano dura de Washington. La Casa Blanca designó en febrero a seis cárteles mexicanos y dos pandillas —Tren de Aragua y Mara Salvatrucha— como organizaciones terroristas internacionales. Más recientemente, el Departamento del Tesoro sumó al Cártel de los Soles, vinculado con el gobierno venezolano y el Cártel de Sinaloa, a la lista de organizaciones terroristas globales.

El gobierno de Trump ha redoblado su apuesta contra el presidente Nicolás Maduro, acusado de liderar el Cártel de los Soles y de vínculos con el Tren de Aragua. La fiscal general Pam Bondi anunció un aumento en la recompensa hasta los 50 millones de dólares por información que conduzca a su detención. Washington ya había ofrecido 15 millones de dólares durante la primera presidencia de Trump, acusándolo de “inundar Estados Unidos de cocaína” para socavar la salud y el bienestar de la nación.

El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, denunció las declaraciones de Estados Unidos como un “acto de injerencia” y afirmó que Venezuela se encuentra “en alerta permanente”. Aunque el chavismo cortó la cooperación con la DEA en 2005, Caracas ha publicitado operaciones antidrogas, incluyendo el desmantelamiento de laboratorios y el derribo de aviones de narcotraficantes.

Esta iniciativa de Trump responde a un “viejo reclamo del sector más duro del partido republicano”, que exige operaciones militares contra narcotraficantes debido a la epidemia de fentanilo en EE. UU. La situación en México y Venezuela subraya la creciente polarización en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, en un momento en que la colaboración regional es crucial para enfrentar desafíos como la migración y el narcotráfico.

Valentina Rodríguez