Beber refrescos aumenta el riesgo de enfermedad renal hasta en 83 %, alertan estudios

Beber refrescos aumenta el riesgo de enfermedad renal hasta en 83 %, alertan estudios

Diversos estudios científicos han revelado que el consumo frecuente de refrescos, especialmente los azucarados y los que contienen ácido fosfórico, incrementa significativamente el riesgo de desarrollar Enfermedad Renal Crónica (ERC). Investigaciones recientes indican que beber entre cinco y siete refrescos por semana eleva el riesgo en un 33 %, mientras que superar esta cantidad puede aumentarlo hasta un 83 %. La situación es particularmente preocupante en países como México, donde el consumo de estas bebidas es uno de los más altos a nivel mundial.

Relación entre el consumo de refrescos y la enfermedad renal

La evidencia médica apunta a que el alto contenido de azúcar —especialmente la fructosa— y de ácido fosfórico en los refrescos sobrecarga el trabajo de los riñones, afectando su función a largo plazo.

Uno de los principales factores de daño es el jarabe de maíz alto en fructosa, común en estas bebidas. De acuerdo con el estudio de Johnson et al. (2007) en el American Journal of Clinical Nutrition, este tipo de azúcar activa mecanismos metabólicos que inducen daño renal y elevan el riesgo de enfermedades como hipertensión, síndrome metabólico y resistencia a la insulina.

Además, el exceso de fructosa en la sangre aumenta los niveles de ácido úrico, sustancia que daña el endotelio vascular y contribuye a la formación de nefropatías.

Componentes dañinos en los refrescos que afectan a los riñones

El ácido fosfórico presente en los refrescos, especialmente en los de cola, también juega un rol clave en el daño a los riñones. Según un estudio de Sherman y Mehta (2009) publicado en el Clinical Journal of the American Society of Nephrology, el consumo elevado de fosfatos inorgánicos altera el metabolismo de calcio y fósforo, provocando nefrocalcinosis, daño tubular y mayor riesgo de cálculos renales.

Estos procesos degenerativos afectan la capacidad de filtración glomerular y favorecen un deterioro renal progresivo.

La deshidratación crónica empeora el daño renal

Otro factor crítico es la deshidratación crónica. Los refrescos, aunque líquidos, no sustituyen la hidratación natural que ofrece el agua. Según la National Kidney Foundation, la baja ingesta de agua combinada con una alta carga de azúcares genera estrés osmótico en los riñones, aumentando el riesgo de daño funcional.

México, entre los países más afectados por el consumo de refrescos

México destaca como uno de los países con mayor consumo per cápita de refrescos, lo que eleva el riesgo de Enfermedad Renal Crónica en su población. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la falta de acceso a agua potable en comunidades rurales y semiurbanas ha impulsado el consumo de refrescos como sustituto, agravando las tasas de diabetes tipo 2 y obesidad, dos factores que incrementan el riesgo de daño renal.

Cómo proteger la salud de los riñones

Frente a este panorama, especialistas recomiendan:

  • Elegir agua natural como bebida principal para una adecuada hidratación.
  • Priorizar alimentos frescos y naturales para reducir la sobrecarga renal.
  • Realizar chequeos regulares con un especialista en nefrología para detectar problemas en etapas tempranas.

La prevención y los hábitos saludables son fundamentales para proteger la función renal y reducir el impacto de enfermedades crónicas en la población.

Valentina Rodríguez

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